Taurodromo

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miércoles, 31 de octubre de 2012

Primeras y benditas lluvias


Con las pezuñas amasando el barro de la dehesa, y la "otoñá" asomando tímidamente, el campo bravo se viste de un verdor radiante, dejando atrás terrenos baldíos y casi desérticos.
Comienza una nueva etapa para la dehesa y para todos sus habitantes.
Cambian paisaje, morfología y aspecto del ganado bravo.
 Siempre que queráis claro está, yo os lo iré revelando capítulo a capítulo.

Atrás quedó el seco verano, con cerca de cinco meses sin  una sola gota de lluvia.


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